jueves, 11 de abril de 2024

Escupitajos.

Es luego de un tiempo, pero...

¡Muy buenas las tengas y peor no las pases, criatura terrenal!, es un gusto poder volver a saludarte como normalmente lo hago. Espero que te encuentres bien y que la vida te esté dando palmaditas en la espalda para que sigas adelante con lo que deseas alcanzar.
Han sido meses desde que me dirigí a tu persona, pero eso no es problema, ya se sabe; se trata de una (mala) costumbre mía.
Mala mía. 

Hoy vengo con una publicación ligeramente especial, se trata de una compilación bonita, y algo grande, de poemas/escritos que he dedicado a distintas personas a lo largo de mi vida. Quiera que no, he compartido con muchos seres humanos y, a pesar de que la mayoría ya no comparten espacio terrenal o temporal conmigo, dejaron una huella profunda en mi existencia... Ya sea de forma positiva o negativa (que es en casi todos los casos). Por ende, es que la compilación lleva por título «Escupitajos», ya que son cosas que digo con dulzura o «escupo» con agresividad una sola vez y no vuelvo a repetir (porque «no es feria»).
Dando una temporalidad, comencé a escribir estos poemas/escritos el año 2021 (si no me equivoco) y, hasta hoy día, me siento con los ánimos para publicarlos. Tenía también la intención de hacer una fanzine física sobre el tema antes de ponerlos bajo la luz del reflector, pero creo que lo haré eventualmente. He tenido algunos proyectos y asuntos personales que me terminan dejando sin tiempo para hacer cosas «artísticas» (y acá también se incluye mi poquísima gana de ser estricta conmigo misma y ponerme un horario de trabajo).
Es solo una mala racha, no una mala vida.

Sin más preámbulo, te presento mis escupitajos.
No te tomes nada personal (a menos que te quede el guante).








Fue una noche difícil de procesar, de digerir.
No podía respirar por la culpa que me hiciste sentir.
Creí que me ahogaría entre las palabras que no te pude decir.
Y, a pesar de que una década se ha ido junto contigo, las cuatro paredes de esa habitación… 
Aún lloran al verme.


Dime pues, amiga mía, ¿qué ganabas al forzar algo que ya no sería?
Dime pues, amiga mía, ¿con qué interés pensabas quedarte?
Dime pues, «amiga» mía, ¿tan poco iba a durar esa fantasía?


Y es que, ¿de qué te ha servido?
No tiene sentido, nunca lo tuvo ni lo tendrá.
Trataste de darle color y de inyectarle toda la vida que te sobraba,
al tiempo aleatorio, a la soledad en compañía; 
a las miradas vacías y a las sonrisas muertas, 
que siempre te rodearon… 
Pero no querías verlo así.
No te sirvió de nada,
tratar de que alguien te amara también (por más difícil que fuera).


Como la prueba de un juego, como algo que se puede dejar para luego.
Verás que las cosas no son sencillas, despertarás de una fuerte pesadilla.
Desearías que ese día no hubiera llegado, aunque ya sepas cuál será el resultado.


¡Ay!, la noche no volvió a ser la misma, cuando la verdad se deslizó entre tu sonrisa.
Cómo sería de diferente la vida, si aún entre nosotros estuvieras.
¡No vuelvas a mentirme!, entre carcajadas dime que no has salido de casa.
Que aún espero con ansias el día que pueda cumplir mi promesa.
Esa, con la que el destino maldito no me permitió agasajarte.


Una estrella brillaba, una nota sonaba y caía de repente. 
Por mi mente pasó, el desear algo a ese cometa. 
Pero no lo hice, cubrí mi boca con mis manos; 
al darme cuenta de que se trataba de una pequeña luciérnaga. 


Sobre las olas, entre las mismas, aquella barca terminó por hundirse.
¡Qué tragedia, qué pena!, se escuchaba entre el murmullo de la gente.
Sin saber que el capitán de la misma, decidió dejarla a su suerte.
A esa suerte maldita, ese abandono desdichado, a sus sueños podridos...
Y a esa condena que arrastraba en la cadena de su ancla.


Aún recuerdo con nostalgia aquella noche.
En la que, entre el manto de una cama, te vi descansar junto a tu hermosa criatura.
Fruto de la mentira que alguna vez levantaste contra todo pronóstico.
La que poco a poco, resultó por llevarte a un punto 
en el que jamás te volvería a ver.


Las manos estaban lastimadas, los gritos habían perdido su eco.
Era una pelea sin sentido, era una lucha sin un fin lógico.
Misma sangre entre las garras de cada quién.
Batalla que aún sigue vigente, pero ahora, entre el silencio de las sombras.


Olvida lo que ocurrió, olvida lo que hablaron, lo que alguna vez compartieron.
Prende un cigarrillo, pide una margarita y olvida que la confianza
que te tuvo
se olvidó de ti.


Entre paredes y sombras, solías esconderte de la luz.
Dejabas la botella en la mesa, las bolsas en el piso y el foco entre tus manos.
Esas manos manchadas y esa boca quemada por la culpa.
¿Cuándo pensabas cambiar?, ¿en quince minutos, entre cenizas y cristales o cuando el reloj diera las seis de la mañana al momento de rendirte ante la vida?


Témele al día, témele a la noche,
Témele a todo lo que puede hacerte un bien o un mal,
No es negativo, tampoco es positivo…
Pero, ¿sabes una cosa?
Si le tienes miedo a todo, realmente no estás viviendo.


Al jugador le dieron una baraja de cartas. 
Sonrió, sabía que tenía las de ganar; porque su racha había sido buena las últimas veces que llegó a jugar. 
La luna brillaba sobre sus ojos, su mirada decidida asustaba a los demás jugadores… 
Sin saber que, esto sucedía nada más en su cabeza, al ver el anochecer desde la ventana de su habitación.


Qué sencillo es mentir, ¿no es así?, 
debes adornar o destruir la realidad a tu antojo… 
Pero debes tener cuidado con eso. 
Puedes perder cuando descubran 
lo retorcido de
la (tu) verdad.


¡Cállate de una buena vez!... 
Te están buscando porque saben que estás aquí, los vecinos te delataron, es seguro. Escóndete dentro del armario vacío y no salgas.
¡Deja de reírte, este tema es serio!
Por tu culpa ahora todos estamos en problemas, ¿no te das cuenta de las consecuencias de tus acciones?
Tocaron la puerta de nuevo, iré a abrirles. Si te encuentran, respira profundo y afronta lo que hiciste… 
Será otra noche larga tras el frío del metal.


Roja, como la sangre que brotaba de tu oreja, fue aquel hibisco que colocaste sobre mis manos.
Rojos, como mi casco y tu armadura, eran tus labios que se extendían dulcemente al verme.
Rojas, como las banderas que rodeaban tu castillo, fueron las mentiras que me dijiste esa tarde mientras llovía.


El pasado es un tatuaje que no te quitarás con facilidad. 
Lo llevarás contigo hasta la blancura de tu sepulcro, 
ya que está impregnado en cada uno de tus huesos… 
¿Qué harás entonces?, ¿arrancártelos?... 
Deja eso y mírame; 
a partir de este momento, 
podremos hacernos otros tatuajes y dejar que sanen o duelan.
Dependerá de nosotros.


Si el pretérito pluscuamperfecto de subjuntivo
fuera una persona,
serías tú.
¿Cuántas veces no te arrepentiste de haber tomado esa decisión?
Ve y cuéntalas junto a la almohada bordada
y ten cuidado,
que pronto lloverá...
No vaya a ser que la gotera caiga justo sobre tu cabeza
y haga un agujero
tan profundo,
como tus ganas
de no haberlo
hecho.


Realmente no quiere ese caramelo
y mucho menos esa bebida dulce;
lo único que quiere, ese niño malcriado,
es meter las manos en el pastel.
… Aunque le hayan dicho ya que no lo haga.


Las personas no son como la ropa;
no puedes ir por la vida cambiándolas
cada
que
te
da
la
gana.
Que en algún punto de tu vida,
te quedarás en pelotas,
bajo la inmensidad del cielo
y la crueldad del frío.



Como en una historia de fantasía, 
quisiera que te creciera la nariz,
al igual que Pinocho.
Para que el mundo se dé cuenta,
de tus sucias mentiras,
y que, al unísono digan,
que así, 
no puedes ser feliz.


¿Qué remedio se le puede dar, pues, a tu gana de morir?
Más allá de negar los medicamentos,
menos acá de aceptar consejos burdos.
No hay solución, no hay salida.
No más espantan a las personas que se portan mal.


Levanta tu bandera, sí.
Grita lo que quieras, sí.
Proclama tu palabra, sí.
Defiende tus creencias, sí.
Pero no tires la primera piedra, 
no te pierdas del camino...
No seas la espiga más seca del campo.
Porque no llegarás a Él y no podrás descansar.


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A million people
A million eyes
I go walking
At night sometimes




Bueno, eso sería todo por esta publicación.
Tengo otra en cocción, solamente será de esperar en qué momento termina de fermentarse para que quede ácida, amarga, chiclosa y desabrida.
Gracias siempre por pasar a dar una vuelta, sabes que aprecio mucho tu presencia por mi infierno. Prometo, para la próxima, tener un té caliente y unos bizcochos para recibirte mejor.
Espero tengas un buen tiempo paseando por ahí, ¡nos leemos pronto~!

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