viernes, 25 de agosto de 2023

Responsabilidad Compartida.

Con una sincera disculpa hacia cualquier persona externa a Guatemala, tengo ganas de hablar de algo que me ha estado haciendo mucho eco en la cabeza y, como que escribirlo directamente en una red social como Facebook o Twi... X, no me llamaba la atención. Así que recurro a este pequeño espacio personal para dejar este vómito mental que quizá más de alguien va a leer y llegue a compartir mi idea o bien, me cuelgue del cuello (aunque la cuerda la tenga en los pies).



Después de todo este tremendo fervor político que acabamos de vivir... Hablemos una cosa.

Pongámonos la mano en la conciencia, aunque la tengamos sucia (la mano o la conciencia, da lo mismo), de la forma más sincera que se pueda; admitamos que la señora de la S tenía razón en una sola cosa.
¿Saben cuál es?
Así mismo, el pueblo guatemalteco tiene por «virtud» ser ignorante.

Por supuesto, esto no es algo de lo que debamos orgullecernos en absoluto y mucho menos tomarlo como chiste, al contrario, tenemos que cambiarlo a cómo de lugar; porque lo tenemos tan internalizado que ni siquiera nos damos cuenta que está ahí, causando estragos. Y sé que, de repente, llegará una horda de gente diciendo:

«eS qUe Es CuLpA dEl SiStEmA dE mIeRdA qUe TiEnE eL pAíS»

Y sí, mis hermanitos en tierra, ustedes están en lo correcto.
Pero ahora les hago otra pregunta.
¿Creen que esa responsabilidad de cambiar este sistema de mierda recae ÚNICAMENTE sobre los hombros de una persona?
... Ya saben a lo que me estoy refiriendo.
La persona que tiene que cambiar esto NO ES el presidente recientemente electo que, para los efectos de esta publicación y las fechas que corren, aún no ha tomado posesión como tal.

¿Por qué no es él el que debe hacerlo?
Es más que obvio, es un problema que nos compete a TODOS por igual.
Con la llegada de este caballero a la presidencia, cuyos antecedentes familiares y personales tienen un peso bastante relevante tanto en política como historia guatemalteca, no va a cambiar el sistema de la noche a la mañana. Es un trabajo que implica más de cuatro años, es algo que debe trabajarse desde la raíz... Una raíz que está tan enredada en la tierra, que ya lleva buen tiempo pudriéndose, pero no se debilita.
Pero un cambio a partir de ese punto que él imponga, podría ser algo que podría llevar a Guatemala por un camino mejor, todo depende de las posibilidades.

Seamos sinceros.
La corrupción es algo que ha ido aquejando al país desde hace décadas y la cultura del silencio a la que los guatemaltecos estamos acostumbrados (o bien, lo ignorantes que somos), no ha ayudado en absolutamente nada. Al contrario, muchas veces nos siguen comprando con «espejitos» o «moneditas brillantes» y por mero «pique» de querer tener poder social y económico, nos hacemos parte de la corrupción. Por que hay muchas formas para salir adelante sin caer así de bajo. 
Vamos, sin ir tan lejos, el mayor de los ejemplos es el hombre que durante la década del 2010 fue árbitro de fútbol y, ya en la década del 2020, era fiscal del Ministerio Público. El caso del «Árbitro Vendido, Rafael Curruchiche», que le dicen.
El pueblo se queja de la corrupción, pero de una forma u otra, en grandes o pequeñas cantidades, es parte de la misma y, para acabarla de joder, se hacen los de la vista gorda.

¿Todavía creen que una sola persona va a hacer todo el cambio por el que siempre braman?
Es necesario que todos hagamos ejercicio de conciencia y dar nuestro granito de arena a la intención de cambio para que haya un mejor sistema en el país.
Por que un cambio a esa escala, no es solamente responsabilidad de una persona; es una responsabilidad que compartimos todos por igual como miembros de un pueblo, una sociedad, un país... ¡Inclusive, un mundo!

Así que queda en ti, como ser individual, el hacerte parte del cambio o seguir siendo parte del problema (participando o quedándote callado).



Ya luego nos iremos a celebrar esos bonitos cambios a la Plaza del Obelisco otra vez, pero sin pensar que las hojas de Alocasia (Oreja de Elefante) que llevaron esos chavos, son Chichicaste.
No chingues.



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