martes, 30 de agosto de 2016

Delirios, miedos y otras desconfianzas...


Todos suelen repetir lo mismo, como una plegaria, como una línea de telenovela, como un típico cliché:

Estarás bien.

Todo pasa por algo.

Mantén la calma.


¿Cuándo estaré bien?
¿Qué es ese «algo» por el que pasan las cosas?
¿Cómo puedo mantener la calma cuando mi alma se cae a pedazos?


... Sé que hago mal preguntándome sobre estas cosas, pensar de más, «ahogarme en un vaso de agua»; pero no puedo evitarlo. Es algo que me identifica, algo que me ha carcomido en vida desde que tengo uso de razón.
Recordar la primera vez que pensé en la muerte.
Recordar la primera vez que alguien me arruinó una ilusión.
Recordar la primera vez que pensé sobre mi existencia.
Recordar la primera vez que alguien destruyó mis sentimientos.
...
Recordar constantemente lo mal que estoy por darle tanta importancia a esto:

«Es increíble lo débil que te has vuelto».

«... ¡Que una niña como tú no tiene futuro!»

«No esperes nada de mí, porque no te lo mereces».

«Basta, tus lágrimas no convencen a nadie».

«Todos somos reemplazables, en especial tú... Creo que lo notaste, ¿verdad?»

«De inocente te pasas a tonta, en serio...»







Tengo miedo, siempre he tenido miedo.
No sé que me pasa.
Estoy bien, estoy mal.
Todo da giros bruscos en mi vida.
Quisiera entenderme, quisiera alejarme de esto que me hace daño.
Quisiera poder alejarme de mí,
de mi forma insistente de pensar,
de mis inseguridades,
de mi necedad a quedarme ahí, no moverme, no hacer nada.
Tener miedo, un horrible miedo de quebrar ese frágil rompecabezas que he estado armando durante un tiempo.
Tener miedo de mí.
De todo lo que soy.

Todo mejorará, quédate tranquila.
Se repite una y otra vez en mi mente, tratando de levantarme de dónde estoy. Sé que mis heridas aún no sanan, sé que soy algo que probablemente cause más daño de lo que ya hizo anteriormente. Sé, también, que no he podido encontrarle un orden a mis sentimientos... Mucho menos a mi vida.
Soy... Soy todo aquello que nunca quise llegar a ser.

Me dejé llevar, me dejé manipular tan fácil, todo sucedió sin darme cuenta.
Perdí el control de mi vida sin llegar a notarlo.

Sé que tengo que hacer algo, no puedo continuar así el resto de mi estadía en este lugar. ¿Verdad?

Debo
dejar
de
fingir
Creo que eso lo arreglaría todo.

Sufrir lo que me lastima.
Disfrutar lo que me hace feliz.
Vivir los momentos de mi vida con la energía que cada uno se merece.
Dejar de aplazar los sentimientos.
Dejar de reprimirme.
Dejar de complicarme.

Quizás, algún día lo entienda. Quizás, algún día deje de tenerle miedo a la crítica de las demás personas.
Quizás, en un futuro no muy lejano, pueda llegar a entender que soy yo quién vale todo.
Que tengo la libertad de sentir y pensar lo que yo quiera.
Porque, al fin y al cabo

Sola llegué





[Pido disculpas, por este tipo de cosas que hoy día abundan en el blog. No he estado bien últimamente y mi único consuelo es esto; escribir. Buscar refugio no me sirve, buscar comprensión tampoco. Mi salida fácil es hablarle al aire, que ni bien ni mal, tiene más paciencia que cualquier otro ser cercano.]
Gracias por llegar hasta acá, nos leemos a la próxima.

2 comentarios:

  1. Un amigo me dijo una vez algo como: "no me digas que todo estará bien, dime que todo está de la mierda pero que estás conmigo"
    No recuerdo sus palabras exactas pero esa es la idea.
    No te conozco pero me siento muy identificada con tus escritos, y a pesar de todo, y aunque pueda ser un cliché mas, ¡estoy contigo!..

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    1. ... Gracias, es bonito saber que cuento con alguien, aún en la lejanía y en el anonimato. ¡Muchísimas gracias, en verdad!

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