Ésta vez supongo que... No tengo ni la menor idea de qué hablar en sí.
En parte me frustra, porque tengo esa obsesividad por querer tenerlo todo ordenado. Por otra parte no, porque he me he decidido a hacer las cosas sin martirizarme y a aprender improvisar (más que todo).
Dándote una pequeña introducción, he estado en uno de los períodos más extraños de mi vida. Es decir, no importa qué carajos estoy haciendo, siempre tiene que salir algo nuevo de la nada; que una persona, que una salida, que una tarea, que una canción... Ya nada tiene orden en mí ni en mi vida y eso es... ¿Bueno?
Digo, porque si fuese malo estaría bastante afectada al respecto... ¡Ni siquiera te lo comentaría!, pero no es así realmente, sino que me siento en paz con todo eso. Quizás era esa terca necesidad de sentir que había algo distinto en mi rutina, aquello por lo que tanto supliqué en años anteriores y, ahora que llegó a mí, me está costando procesarlo.
Pero, a pesar de todo y de nada, de las nuevas y viejas rutinas, estoy aparentemente bien.