Dejo esto antes de empezar.
En la vida encuentras momentos buenos y malos, la mayoría son malos y eso está bien.
¿No?
Seguro será por la percepción personal de cada uno, la forma en la que fuimos criados, moldeados por el entorno social, etcétera.
Pero, a fin de cuentas, en la vida ganas y pierdes. Cuando se acaba la misma, no te llevas nada; no recuerdas, no sabrás quiénes se verán afectados por tu ausencia.
Nada.
Dicen que el alma aprende cosas de las otras vidas que tuvo.
¿Será real ese mundo místico dónde se almacenan en la eternidad todos esos recuerdos y eventos de los cuales nunca estaremos seguros de su existencia?
Supuestamente, el humano está programado nada más para nacer, crecer, reproducirse y morir, tal como el resto de animales; los sentimientos, experiencias, habilidades, entretenciones y demás cosas, vienen de bonus. Pero, ¿quién sabe?, tal vez venimos a éste mundo a «sufrir» ya que es el infierno de otra vida.
(Y entrecomillo la palabra «sufrir» porque muchos nos ahorcamos por mano propia toda la vida).