Sí, siempre la he odiado.
Por cuánto hace, por cuánto dice, por cuánto piensa y por cuánto se calla.
Ella no es normal, por más que lo aparente.
Siempre tiene defectos, por más que trate de ocultarlos.
Es irritante tenerla a mi lado, cuando lo único que quiero es alejarme de ella.
Siempre hablando, siempre sonriendo, siempre ayudando a los demás, cuando ni siquiera puede ayudarse a sí misma.
Sería bueno que ella dejara de fingir.
Creo que le sería de gran ayuda.
Pero parece que a ella le gustan las mentiras.
Es una mentirosa.
Una mentirosa de cuidado.
De esas que dan miedo.
Y a mí también me da miedo.
Pero la odio mucho más.